domingo, 8 de noviembre de 2009

Saturada, llena de cosas, completamente perdida y distraida. Volando, desapareciendo, esperando y cada día con menos paciencia. La gente que me rodea ...¿me entiende? solo dos, o tres, no, dos.
Escapando, haciendo que las cosas se den, imaginando, y sigo volando.
Los pies en la tierra es lo que necesito tener, por que cuando se apagan mis auriculares caigo en la tierra, y ya no es hora de seguir escondida en ellos.
Me levanto a la mañana y dejo pasar horas "disfrutando" la dicha de no hacer nada. Me cambio, me pongo mis auriculares y veo al mundo haciendo mímica. Pero llega la noche, y tengo que sacarlos, y ver todo como en verdad es, que feo se ve sin las voces de fondo de los mejores poetas.
Bienvenidos a mi noviembre, rodeado de canciones e imagenes del pasado, rodeado de cosas, pensamientos absurdos y dudas demasiado importantes.
Todo duele, salir al balcón, sentarte a consumir chocolate intentando que el azúcar mejore tu vida, mirando hojas, pensando en situaciones, no hay concentración, la concentración ya no es parte de mi vida, la perdí y espero recuperarla, pero hasta no aclarar mi mente me resulta imposible.
Hoy aprendí que no puedo vivir de esas voces, de esos ritmos, pero todavía no aprendí a despegarme y vivir en la tierra.